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La flor del Mohan

En una finca y hermosa madrugada a la altura del mitológico resguardo del Mohan y la Mohana (La cueva del mohan), escribo para olvidar, para soltar y perdonar, esta es la síntesis de un mes de claridad en medio de oscuridad, tanta que en momentos pensé que me perdería pero cerré los ojos y en lo profundo de mi ser, pude ver desde la conciencia un camino que explota desde toda posibilidad, pesada para el corazón y la razón, este concepto global hoy se ha dispersado y florecido en lo local, un nuevo sentir desde la esencia.


Ahora mis raíces están bajo la tierra, siento la conexión que tengo con otros seres, ahora mis brazos se han extendido para abrazar a quienes encuentro en persona, a quienes viven mi misma realidad.


Agradezco al proyecto vigías del patrimonio, liderado por seres extraordinarios que promueven el compartir de saberes ancestrales, agradecido de presenciar el primer encuentro de patrimonio de arte rupestre y cultura panche, en Cachipay, en el Café La Estación y el Observatorio Astronómico Maximiliano Alzate, lugares llenos de magia.


Encuentro aquí un gran valor en nuevas dimensiones, el resultado de la unión y gestión de energías ajenas a las que normalmente conocemos. Encuentro personas igualmente sensibles que comprenden a través de estas dimensiones el dolor de una tierra que llora.


Me siento bendecido por la oportunidad que me da la vida al permitirme compartir con los nuevos amigos que son parte de la brújula de la vida que nos muestra el norte, lo que muchos añoramos, felicidad para todos, crecimiento sostenible para los que viven llenos de esperanza y amor por la vida, oportunidades para los más vulnerables e inteligencia emocional a quienes definen el destino de millones.


Algunas fotografías de mi experiencia en el mohan:




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